Esta mañana me he levantado de la cama
a las 14:00, como casi todos los días desde hace años. Me he puesto
la bata que había sobre el baúl y he ido al cuarto de baño. Al
mirarme al espejo no he reconocido a la persona que había reflejada
en él: un viejo, demacrado y lleno de arrugas... parecía una
caricatura de lo que un día fui. Entonces una reflexión ha asaltado mi cabeza “¿qué
he hecho con mi vida? Tengo ya casi 90 años... ¿me recordará
alguien cuando muera? Algunos de mis amigos han llegado más lejos
que yo, quizás debería haber aprovechado más mi juventud.” Un
vacío interior se ha apoderado de mi y me ha dejado hundido, como un
cuerpo sin alma, una cáscara vacía.
Entonces ha aparecido por la puerta una
rubia con unas tetas enormes y me la ha chupado. Ya no he vuelto a
pensar en gilipolleces.
—Hugh Hefner—
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